domingo, 20 de marzo de 2016
Semana Santa en Polonia
El culto de los Santos y de las fiestas, aunque tomado de la antigüedad y posteriormente de la tradición checa y alemana, se ha vuelto tradición nacional en Polonia. El cristianismo eliminó varias fiestas primaverales paganas, pero mantuvo algunas costumbres festivas, dándoles un simbolismo propio, diferente del original. A estas costumbres pertenecen, entre otras, las de la Pascua: echar agua encima de las personas, dar bienvenida a la primavera, azotarse con ramitas de sauce, o el significado simbólico del huevo, inseparablemente relacionado con las celebraciones de la Resurrección del Señor.
Ya en los tiempos pre-cristianos el huevo fue considerado como símbolo de vida y reproducción, y entre los cristianos ha llegado a ser símbolo de la Resurrección. Tanto en la tradición antigua como en la moderna simbolizaba el triunfo de la primavera y del sol en la lucha contra el invierno y la noche en el período del equinoccio primaveral. El cristianismo lo adoptó como emblema de un acontecimiento de importancia singular en esta religión - la Resurrección de Cristo que resucitó de la tumba como un polluelo que sale de la cáscara del huevo. Ya en los tiempos paganos se adornaba los huevos con ornamentos sofisticados, signos mágicos simbólicos, decoraciones florales de primavera. Esta costumbre fue retomada por los cristianos; de aquí en la mesa de Pascua abundan huevos adornados con colores y diseños. Durante el año litúrgico hay seis fiestas eclesiásticas más importantes, entre las cuales la Navidad y la Pascua ocupan el lugar primordial. Otras que se celebran de manera muy solemne son el Año Nuevo y los Reyes Magos. 40 días dura la Cuaresma que precede la Pascua, la fiesta más antigua e importante para muchos creyentes durante el año litúrgico, dedicada a la memoria de Cristo resucitado. La Pascua sirve de base para determinar fechas de otras fiestas móviles de la iglesia.
En el concilio de Niza en el año 325 quedó decidido que la Pascua coincidiese con la fiesta judía de Pesah y cayera el primer domingo después del plenilunio primaveral, ocurrido después del equinoccio primaveral, o sea, después del 21 de marzo. La fecha de crucifixión de Cristo fue determinada simbólicamente para el viernes que precede aquel domingo. Anteriormente la Pascua duraba una semana entera, pero el concilio de Constanza en 1094 la redujo a tres días, y el Papa Pío VI en 1775 a dos días.
Las celebraciones de Pascua fueron precedidas por la Semana Santa, iniciada por el Domingo de Ramos, llamado también el Domingo de Flores, relacionado con ritos tradicionales. Dos días siguientes, lunes y martes, ya no juegan papel importante desde el punto de vista de las costumbres. Sólo el miércoles, cuando comenzaban los misterios, anunciaba los festejos. El Jueves Santo por la mañana se celebra el cambio de la decoración de la imagen prodigiosa en la capilla de los padres paulinos en Jasna Góra, en Czçstochowa. Es uno de los lugares más importantes del culto religioso de los polacos, adorado como reliquia nacional proveniente del siglo XIV. La Virgen de Czestochowa es considerada por los fieles y por la iglesia como Reina de Polonia y de los polacos, y su santuario constituye el lugar de peregrinaciones del país y del extranjero. Precisamente el Jueves Santo; después del rezo, los monjes cambian el vestido y la corona de la imagen. Es el día en que los jerarcas de la iglesia. y anteriormente también los nobles, en señal de penitencia lavan los pies a los doce viejos. Al día siguiente, el Viernes Santo, empieza el velorio junto a las tumbas simbólicas de Cristo y dura hasta el Sábado Santo. Los fieles visitan las "tumbas de Cristo" que representan al Salvador yaciente en la tumba iluminada y adornada con flores en los interiores de las iglesias. La adoración de las tumbas el Viernes Santo se llama "visita a la Tumba". Los sacerdotes pronuncian sermones que hacen referencia a la Pasión, y al día siguiente. el Sábado Santo. se dan misas de resurrección y organizan procesiones. A veces las misas se celebran también el domingo por la mañana y con la procesión empiezan los festejos alegres. El tiempo que separa la Navidad de la Pascua está lleno de varias celebraciones.
En la Polonia antigua los festejos duraban desde el Año Nuevo hasta la Epifanía. y durante estos días la gente se abstenía de cualquier tipo de quehaceres domésticos. Hasta el Día de la Virgen de los Cirios (el 2 de febrero) se hacían representaciones de pastorelas. teatro de títeres, los niños cantando villancicos y pidiendo aguinaldo iban por las casas.
El 2 de febrero en las iglesias se consagraban los cirios, y luego se los llevaba encendidos a casa. Más tarde servían como amuletos contra los truenos, se los ponía también en las manos de los moribundos. Al día siguiente, 3 de febrero, día de San Blas, el cura rociaba con agua bendita las manzanas, discos de cera y velas. Se los llamaba "blasitos"; llevados en el cuello protegían ante los dolores de garganta. Dos días después los curas bendecían la sal de Santa Águeda, el pan y el agua. Se creía que la sal protegía el hogar de los incendios. El agua bendita desempeñaba en la religión católica un papel muy importante, ya que el sacerdote al bendecir el agua la convierte en uno de los sacramentos. Por ello el agua se vuelve símbolo de purificación de los pecados y sirve para diferentes fines litúrgicos. La última noche de carnaval, el martes, se celebran fiestas que avisan la llegada de la Cuaresma, de 40 días de duración, anunciando la Pascua. Con estas fiestas termina el carnaval que dura desde la Nochevieja. Lo sigue el Miércoles de Cenizas. El nombre viene del rito en que los sacerdotes echan encima de los fieles la ceniza consagrada - según la iglesia católica - símbolo de humildad. Celebrando este rito el sacerdote pronuncia las palabras "polvo eres, polvo te volverás".
En la Polonia antigua hubo costumbre de reprochar ese día a las señoritas y jóvenes no casados, que no contrajeron matrimonio durante el carnaval, su condición de solteronas y solterones. Se les enganchaba a los trajes los emblemas de este estado, así llamados tajos'. Eran palitos, patas de gallina, títeres, arenques.... En las aldeas, las víctimas de esta tradición tenían que arrastrar troncos de madera amarrados con cadenas hacia la taberna, donde, para deshacerse de aquel signo de "deshonra", debían ofrecer aguardiente.
El Miércoles de Cenizas anunciaba los 40 días de abstinencia y reflexión religiosa. El ya mencionado Domingo de Ramos la gente se azotaba con ramitas de sauce, tragaba amentos de sauce, lo que, según se creía, proporcionaba fuerza y salud. Los fieles vestidos de fiesta colocaban en un carro la figura de madera de Cristo montado en burro y hacían procesión con ella. En Cracovia los concejales de la ciudad la llevaban desde la iglesia de San Adalberto hasta la catedral de la Virgen Santa María. Un atributo inseparable de los acontecimientos de aquel día eran ramos y ramitos que simbolizaban palmas. Conmemoraban la entrada solemne de Cristo en Jerusalén; después de la Pascua se los usaba para rociar con agua bendita los campos de cultivo, y durante todo el año, hasta la Pascua siguiente, servían a prácticas mágicas que tenían por objetivo ahuyentar tormentas, incensar parturientas y animales enfermos del corral. El ramo original de palma fue sustituido por uno de sauce, de frambueso, adornado con flores, cintas, hojas. Los ramos más hermosos son, hasta el día de hoy, unas verdaderas obras de arte. En la Polonia antigua se creía que un amento de sauce del ramo consagrado por el sacerdote protegía la salud, y el ramo colocado tras un cuadro santo en casa - traía suerte a sus habitantes.
El Domingo de Ramos inicia la Semana Santa. El miércoles se echaba a las aguas del río una muñeca de paja que representaba a Judas; la costumbre evocaba ritos paganos de ahogar el invierno. Empezaban también los misterios que representaban los últimos momentos de la vida del Salvador, su Pasión y Resurrección. Una de las representaciones más populares es "La historia de la laudable Resurrección del Señor", el misterio más antiguo conservado (creado en aprox. 1580), una compilación de distintos materiales de diálogo, polacos y extranjeros, hecha por Nicolás de Wilkowieck - el provincial de los padres paulinos en Czestochowa. Durante 300 años era el espectáculo más conocido del teatro popular polaco, y en nuestros días ha adquirido una excelente adaptación en el escenario dramático. Las campanas de las iglesias que sonaban desde el Domingo de Ramos, se silenciaban el Jueves Santo. Las sustituían aldabas y caracas, que tienen la historia mucho más antigua que el sonido de las campanas. En los cruces de caminos se encendían fogatas para que los viajeros, los pobres y los muertos pudiesen calentarse a su lado. Se les dejaba también la comida para que pudieran alimentarse, y junto con ellos - los buenos espíritus de casa. De los misterios del Viernes Santo se quedaron en la tradición hasta nuestros días únicamente las figuras de Cristo rodeado por ángeles guardianes en las tumbas simbólicas.
En los tiempos antiguos aquel día se organizaban procesiones de fieles encapuchados, que gritando y cantando cantos religiosos de la Pasión del Señor, se azotaban en cada estación hasta derramar sangre. Estas estaciones simbolizan las 14 etapas de la Pasión del Señor en la Vía Crucis. Se las colocaba y sigue colocándose en las iglesias, cementerios, capillas, en forma de imágenes pictóricas o esculturas. En Polonia se encuentran también calvarios simbólicos (monte rocoso cerca de Jerusalén en que, según el Evangelio, fue crucificado Cristo). entre otros, Kalwaria Zebrzydowska, Paclawska, Góra Kalwaria y en Wejherowo. El Sábado Santo se hacía funeral a la sopa " zur" de cuaresma, y el arenque, otro elemento fundamental de la comida de cuaresma, se lo colgaba en un árbol. Los sacerdotes en las iglesias consagraban pasteles, huevos, rábano silvestre, salchicha, jamón, sal, pimienta, fuego y agua. que después iban a servir para varias prácticas mágicas. La consagración de huevos, según los teóricos del simbolismo y de la magia de las comidas festivas en Polonia, hacía referencia a la gallina que primero pone el huevo y luego lo empolla. Y así, a través de Cristo. nacemos dos veces. La consagración del rábano silvestre se refiere a la amargura de la Pasión de Jesucristo que el día de la Resurrección se volvió alegría y dulzura. La misa de la Resurrección constituía en la Polonia antigua una oportunidad para desenmascarar a las brujas. Se creía, pues. que durante el sermón, acordémonos que durante la Cuaresma, solían comer salchicha. Había una opinión bastante popular que el sacerdote mirando a través de la custodia divisaba cuales de las mujeres presentes en la misa eran brujas, sin embargo no podía decirlo. Se creía que durante la procesión de Pascua la cómplice de Satanás no era capaz de dar tres vueltas alrededor de la iglesia y después de la segunda vuelta tenía que abandonar la procesión. Después de la misa de la Resurrección, en señal de alegría se disparaba de armas de fuego, y donde fue posible - de cañón. Las comidas consagradas por el sacerdote se ponían sobre la mesa. Tenía que ser una mesa sin humo, y por ello no se solía servir platos calientes.
Una de las tradiciones antiguas es la de Smigus-Dyngus: una costumbre popular de rociar las personas con agua el lunes de Pascua. Esta costumbre graciosa de echarse agua encima unos a otros viene de dos ritos distintos. El " dvngus' era una ofrenda (huevos, embutidos) que las amas de casa daban a los niños que circulaban por la aldea con el fin de evitarse problemas y asegurar buena suerte al hogar. Y el "smikus" era un azote (de "buena suerte") con una ramita de sauce con amontes el día Domingo de Ramos. Smikus-Dvngus se ha conservado como costumbre de rociarse con el agua. Ese día las niñas hacen coronas de flores y hierbas y pasean por las casas cantando una canción llamada "Gaik"
"Gaik"' es una costumbre popular de dar bienvenida a la primavera, una antigua costumbre eslava, practicada después de haber ahogado a Marzanna (muñeca de paja y trapos - símbolo de invierno). Las muchachas y los niños, cantando canciones tradicionales y pidiendo ofrendas paseaban por la aldea llevando una rama verde, o un árbol pequeño, adornado con cintas, flores, relumbrones y campanitas. A veces se amarraba al ramo una muñeca, "la reina de primavera".
Otra costumbre tradicional de Pascua era "Renkawka", también relacionada con la fiesta eslava de primavera. La costumbre consistía en romper huevos y tirarlos al suelo. En Cracovia, con esta ocasión se hacía una fiesta popular el día martes siguiente a la Pascua. Después de la misa en la iglesia, los participantes subían el monte Lasota (conocido también como Renkawka) y de allí echaban restos de la comida de Pascua para los pobres y estudiantes allí reunidos. Ya que, según dice la leyenda, el monte fue formado con tierra que los cracovianos habían cargado en sus propias manos, de allí el nombre de la fiesta ("Renkawka" viene de la palabra "mano").
En la tradición polaca, hasta hace poco tiempo, hubo costumbre de festejar el quinto día después de la Pascua la fiesta de los Antepasados Primaverales. Aquel día se organizaban comidas sobre las tumbas de los familiares, compartiendo con ellos los restos simbólicos de las grandes comidas de Pascua.
A poco tiempo después de la Pascua, cuando ya en los campos se derretían los hielos del invierno, los agricultores empezaban a sembrar lino, y un poco más tarde, el cáñamo. Culminan los festejos de las fiestas de primavera con la tradición de Prima Aprilis, celebrada el día 1 de abril. Los orígenes de esta costumbre son desconocidos, aunque se los relaciona con la tradición de la antigüedad. Ese día nos engañamos chistosamente, emitimos informaciones falsas en los medios de comunicación, para desmentirlas al día siguiente causando alegría entre los que se dejaron engañar y los que no las creyeron. En Polonia ya en el siglo XVI esta costumbre fue considerada como antigua, y se la relacionaba con alegría que acompaña al despertar de la naturaleza en la primavera, renacida nuevamente después del invierno; ello nos permite, aunque fuera por un momento, olvidar el paso inevitable de gentes, tradiciones y costumbres. A estas tradiciones pertenecen también las costumbres relacionadas con la comida festiva y la magia de los platos de Pascua. El período largo de la cuaresma hace que impacientemente esperamos el desayuno de Pascua. y la tradición de consagrar sus ingredientes proporciona a esta comida un carácter particularmente solemne. Sobre la mesa puesta de manera muy hermosa aparecen por la mañana del Domingo de Pascua embutidos, carnes frías, pasteles, tortas de molde, tortillas, pastel de amapola, y en el medio, el cordero de pasta o de azúcar que conmemora la resurrección de Cristo, Ese día se comía pan especial llamado "paska ‘. Se lo hacía de harina de centeno, con levadura y fermentativo, respetando ritos mágicos durante su preparación. Por fuera se lo untaba con tocino y adornaba con una cruz de pasta.
La semana anterior al Domingo de Ramos las amas de casa ya no hacían el pan, temiendo que los panes hechos durante todo el año se florecieran. Se empezaba a hacer pan y pasteles al horno sólo en la Semana Santa. En algunas regiones de Polonia era el Viernes Santo, y en otras - al contrario - ese día estaba prohibido cocer en horno cualquier cosa. En caso de que alguna ama de casa no respetara la prohibición, toda la aldea corría el riesgo de una larga sequía. Lo único que ayudaba a evitarlo era meter al agua del estanque la amasadera de aquella ama de casa que había violado la prohibición. En algunas regiones se echaba la amasadera fatal al río el día de la Nochebuena , en otras era suficiente robar la puerta de la masía en que se había hecho el pan y echarla a la corriente del río. El Viernes Santo regían las mismas costumbres como las del día de la muerte de alguien de la familia, no se podía matar animales, hacer pan, se tapaba los espejos. Tampoco se podía usar el peine, pues el Viernes Santo era el día de luto. De todas maneras ella tenía que estar lista pura el sábado. Aparte de la cruz de pasta, se lii adornaba, como tartas de boda, con flores, pajaritos.... Las mejores en adornar eran las jóvenes casadas, y en general esta tradición se relacionaba con las mujeres. El dueño de la casa no podía participar en la preparación de "paska"' porque se le pondría cano el bigote y la masa se echaría a perder. El Sábado Santo se llevaba la ,paska' junto con huevos pintados, carne y rábano silvestre a consagrar en la iglesia. Las señoras y las amas de casa competían entre si cuál de las "paskas" era la más bonita y cautelosamente guardaban los secretos de su preparación. Para mejorar el sabor añadían azafrán, jengibre y hojas de laurel. Si durante la consagración se descubriese que en la iglesia hubiera 24 panes ligeramente quemados - significaba que el año iba a ser caluroso. El domingo se les daba a comer un trozo del pan consagrado a todos los familiares en casa y a los animales (excepto los gatos). Untado con rábano silvestre iba a proteger ante las enfermedades de garganta, y a los animales ante todo tipo de males y enfermedades. Si la "paska" no creció lo suficiente o se agrietó (lo que se atribuía a la presencia de hombres durante su preparación) era un motivo de preocupación para la ama de casa y al mismo tiempo un mal presagio para la suerte de la familia. El compartir la "paska" evoca el compartimiento del pan navideño, y posteriormente de la ostia. Este cesto da a toda la comida un significado sacramental. Independientemente del tipo de la fiesta, el pan siempre desempeñaba en la tradición polaca la función de mediador entre el mundo de los vivos y el de los muertos. En los rituales de las fiestas de invierno, la muerte estaba presente al mismo nivel que la vida; en las de primavera - triunfaba la vida. En la Pequeña Polonia el Jueves Santo se hacían tortas de molde, llevadas luego por los dueños de casa al cementerio donde las intercambiaban con otros. Tradicionalmente ese día, hasta el siglo XVIII y todavía en el XIX, se cultivaba la memoria de los antepasados. En algunas regiones de Polonia, sobre las tumbas se "empañaba" los huevos con tierra. dejando allí la comida consagrada de Pascua, compartiendo de este modo la alegría de la fiesta con los muertos. La costumbre de consagrar el pan durante la Pascua se relaciona con la orden de la degollación de los Santos Inocentes dada por Herodes. Los verdugos martirizaban a la Virgen para que les entregase al Niño Jesús, quien se refugió en la choza de una mujer pobre. Esta escondió a Jesucristo en la corteza de pan que acababa de cortar. Luego Jesús se ocultó entre la basura enterrada por las gallinas, hundida después por los puercos más en el suelo. Para conmemorar estos acontecimientos, con ocasión de la Pascua, los sacerdotes consagran con agua bendita pan, tocino, huevos. Los huevos se han convertido ya no sólo en la tradición pascual sino en el símbolo de inestabilidad de la naturaleza polaca. El cronista del siglo XIII, Wincenty Kadlubek, lamentaba que en Polonia tratamos a las autoridades como a esos huevos consagrados que al principio adornamos con cariño y luego irreflexivamente destruimos golpeando cáscara contra cáscara, rivalizando cuál se romperá primero. Los cronistas relacionan la tradición de huevos con la Virgen a la que, cuando lloraba junto a la tumba de Cristo, se le apareció un ángel y predijo su resurrección. Entonces, al regresar a casa pintó todos los huevos que tenía guardados y los distribuyó entre los apóstoles que los convirtieron en pájaros, y éstos divulgaron la gran novedad por el mundo.
Otra leyenda dice que los huevos de Pascua se convirtieron en piedras con las que empedraron a San Esteban; otra - que el pobre vendedor de huevos que ayudó al Salvador a cargar la cruz, luego encontró su canasta llena de huevos pintados de Pascua. Según el método usado para colorar los huevos - de un sólo color, con dibujos hechos con un instrumento agudo, aplicando cera - se los denomina con distintos nombres propios. Otra tecnología de decorar cáscaras consiste en pegar en la superficie pedacitos de lila o junco que forman un diseño, y llenar los lugares restantes en la cáscara con papelitos de color, tela brillante o trapitos. Los colores se consiguen con el uso de materias naturales.
Es muy popular en Polonia cocer huevos en la infusión de cáscara de cebolla, corteza de manzano silvestre (color marrón) o en el agua estancada en el tronco de roble. El color violeta se consigue de las hojas de malva oscura, y el verde - de capullos de tiemblo con alumbre, hojas de muérdago y centeno fresco. Tal como en caso de "paska ‘, estas faenas son atribuidas exclusivamente a las mujeres y muchachas, y los diseños dependen únicamente de imaginación y fantasía. Los elementos más importantes del desayuno de Pascua eran las pastas: gigantescas tortas de molde, hechas con levadura, y preparadas para esta ocasión "mazurcas ~. Las tortas de molde eran: ordinarias de vainilla. escaldadas. con azafrán, ralladas con yemas de huevo, de "codo", de almendras, de varias camadas, de "tul", chocolate, de "plumón", limón, de pan y muchas, muchas más.
Igual de interminable parece el listado de las posibilidades de las amas de casa en la preparación de a "mazurcas . El "Cocinero de Varsovia de hace 70 años menciona "apenas" 40 tipos: desde mazurcas de almendra, mazapán, chocolate, uvas pasas, nueces, amapola, naranja. gitanos, pastaflora con vino, pastaflora con vodka, manzana, francesas, de varias camadas y muchas otras. La base de "rnazurca era la pastaflora. y encima distintos ingredientes que adquirían forma de adornos sofisticados: huevos de azúcar, ramitos de sauce de mazapán. florcitas de chocolate y otras delicias. Las letras artísticas hechas de crema formaban la inscripción "Alleluja", lo que en el judaísmo y el cristianismo significa una exclamación de alegría que acompaña a la fiesta de la Resurrección del Señor. También se hacían "mazurcas" de pan de centeno. adornado con gelatina y frutas. Los postres coronaban la comida, compuesta de carnes frías y embutidos, y entre ellos la salchicha blanca. tradicional en la cocina polaca, hecha de excelente carne de cerdo, sazonada con sal, nuez moscada, ajo y mejorana. Se la servía cocida o asada, y, naturalmente, fría. Al rábano silvestre se añadía remolacha; así nació uno de los picantes favoritos polacos llamado. "cwikla"‘, tradicionalmente presente en las mesas polacas durante la Pascua. La tradición nacional consiste en compartir el huevo cocido con los familiares. Un pedazo de huevo duro con sal y pimienta, consagrado por el cura, es un atributo inseparable de los mejores votos y deseos que intercambiamos en las familias.
Esta tradición hace referencia a una parecida de Navidad, cuando compartimos la ostia; es una de las costumbres polacas más características. El año polaco está ligado inseparablemente al año litúrgico y aunque los retos de la civilización del fin del siglo XX no siempre permiten recordarlo. pues, en unas cuantas ocasiones al año nos reunimos, no siempre conscientes de continuar la tradición de nuestros antepasados que constituye uno de los elementos de nuestra identidad cultural; y que nuestra presencia en la Europa Común no tiene que llevar consigo la renuncia de las aspiraciones a la individualidad , y que, por fin, a nadie le hace mal que el Domingo de Resurección compartamos con los familiares un pedazo de huevo duro....
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