lunes, 19 de octubre de 2015

Los valores católicos y tradicionales dominan la campaña electoral polaca


El buen momento de la economía polaca no parece ser suficiente para cautivar al electorado polaco en favor del partido gubernamental, y ya en las presidenciales del pasado mayo la Los polacos votarán el próximo 25 de octubre en unas elecciones generales con los sondeos apuntando como favorito al primer partido de la oposición, Ley y Justicia, una formación que encarna los valores católicos de la Polonia tradicional y recelosa de la Unión Europea (UE).
Ley y Justicia, fundada en 2001 por los gemelos Kaczynski (Jaroslaw y el fallecido ex presidente del país, Lech) y miembro de la Alianza de los Conservadores y Reformistas Europeos, encara la última semana de campaña con una ventaja de más de diez puntos sobre Plataforma Ciudadana, el partido que gobierna el país desde 2007.
victoria fue para quien hoy es el presidente del país, Andrzej Duda, de Ley y Justicia.
Plataforma Ciudadana, partido liberal y miembro del Partido Popular Europeo (PPE), insiste en que votar a Ley y Justicia supone dar alas a una política radical, autoritaria, cercana a los postulados del húngaro Viktor Orban, y que puede poner en jaque los avances económicos y de integración europea ya logrados.
La conservadora Ley y Justicia ya gobernó el país entre 2005 y 2007, con Jaroslaw Kaczynski como jefe del Ejecutivo, en una coalición con la ultracatólica Liga de las Familias y la radical Autodefensa que dejó un periodo convulso, marcado por las provocaciones y desavenencias con Bruselas y la vecina Alemania.
Pero estas advertencias tampoco parecen calar en el votante, que podría decantarse por la opositora Beata Szydlo (algunas encuestas le dan el 36% de los votos), prácticamente desconocida hasta ahora, frente a la primera ministra, la liberal Ewa Kopacz, quien sustituyó a Donald Tusk cuando esté pasó a presidir el Consejo Europeo.
Otra cuestión es si Ley y Justicia logrará la mayoría absoluta o si necesitará de pactos para gobernar, un escenario que dejaría un panorama muy abierto y múltiples posibilidades.
La mayoría de encuestas consolidan como tercera fuerza al partido ultraliberal Nowoczesna (con el 9% de votos), creado hace cinco meses por el economista Ryczard Petru, quien propone reducir el gasto público y recortar impuestos, un mensaje que parece seducir a parte del empresariado y las clases medias más cualificadas.
Petru ya ha anunciado que nunca apoyará a un Gobierno que quiera aumentar la deuda pública o el déficit presupuestario, y que no permitirá privilegios presupuestarios para colectivos como los mineros.
Esto, en principio le impediría pactar con Ley y Justicia (que, por ejemplo, quiere reducir la edad de jubilación) o Plataforma Ciudadana (que mantendrá los subsidios para la minería).
Por detrás de Nowoczesna aparece el movimiento populista del ex rockero Pawel Kukiz, quien tampoco se pronuncia sobre una posible coalición y que, según los sondeos, recibirá alrededor del 5%.
Un porcentaje parecido se pronostica para el Partido Campesino, aliado de Plataforma Ciudadana en las dos últimas legislaturas, y para la formación radical del controvertido Korwin Mikke, quien parece más cercano a apoyar a Ley y Justicia, aunque la personalidad de Mikke hace impredecible su comportamiento posterior.
Mientras, la izquierda, representada por una coalición liderada por la Alianza de Izquierdas, queda como opción minoritaria, ya que su fascinación por formaciones como la griega Syriza y la española Podemos no acaba de ser bien recibida por el electorado polaco.
En Polonia el umbral mínimo para entrar al Parlamento es del 5% de los votos, aunque para las coaliciones es del 8%, lo que podría dejar a la izquierda fuera de la cámara baja por primera vez desde la caída del comunismo.
Lo que sí se perfila seguro es que tras el 25 de octubre el Parlamento polaco quedará dominado completamente por partidos pertenecientes al espectro de la derecha más o menos radical y del centro-derecha más o menos liberal
También parece asegurado que el partido más votado será Ley y Justicia, que promete un aumento del papel del Estado en la economía polaca, más peso de la iglesia Católica en la vida social, académica y política, más distancia con la UE y, respecto a los refugiados, incluso una negativa a acoger a los procedentes de Siria.

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