domingo, 1 de marzo de 2015

Fútbol polaco, víctima de Hitler y Stalin



El primer partido de la selección polaca se jugó el 18 de diciembre de 1921. En aquella derrota frente a Hungría (1-0 en Budapest) el manto de la tragedia y la muerte que estaba amenazando a Polonia caía ya sobre el once polaco. Una década después, antes del infierno nazi, murió a causa de una tuberculosis el portero Jan Loth, el único caso en la historia de la selección polaca en jugar tanto en la portería (tres partidos) como en la delantera (dos).
Luego llegó el horror a Polonia. Y los futbolistas iban a formar parte de esa tremenda cifra de cerca de seis millones de polacos muertos durante la II Guerra Mundial.
La Federación Polaca de Fútbol se creó en 1921, tres años después de que el país recobrara la independencia. La comunidad judía tenía una fuerte presencia en la sociedad, lo que se reflejaba en el fútbol. Los equipos poseían un fuerte condicionante de pertenencia a una comunidad. Por eso, cuando el Polonia Varsovia jugó un amistoso con el Hakoah de Viena, el equipo austriaco tuvo el apoyo de la potente comunidad judía polaca. Pero cuando jugaba la selección era otra cosa.
La ocupación nazi y el terror impuesto en Polonia primero por los alemanes y después por los soviéticos, tras el pacto Molotov-Ribbentrop del 23 de agosto de 1939, se iba a cobrar la vida de muchos internacionales polacos. De aquel primer once, cuatro jugadores pagaron con su vida la guerra. Polonia iba a ser el único país invadido en el que los nazis prohibieron jugar al fútbol bajo amenaza de la pena capital. Aún así, se jugaron partidos y competiciones hasta debajo de la tierra.
Arthur Marczewiski nació en Lodz en 1896 y jugó con Polonia solo aquel primer partido. Regentó una tienda de un propietario alemán durante la ocupación nazi. Su rastro se perdió cuando en 1945 el Ejército Rojo entró en Lodz. De los 163.000 judíos del gueto de la ciudad (613 edificios con desagüe, 382 con tuberías, 294 con inodoro, 49 con baño y 30.624 sin nada) solo quedaban 877.
Josef Kaluza, ‘Kowalski’ (Przemysl, 1896) fue una de las primeras estrellas polacas. En 16 partidos con la selección hizo 7 goles. Del campo pasó a los despachos de la Federación Polaca y fue uno de los pocos directivos que decidió quedarse en el país tras la invasión nazi. Murió en Cracovia el 11 de octubre de 1944 al no poder acceder a una vacuna prohibida por los alemanes a los ciudadanos polacos para tratar una infección. Había sido el seleccionador polaco en Mundial de 1938, en el que Polonia cayó después de un partido épico con Brasil (5-6 tras la prórroga).
En Auschwitz I murió Marian Einbacher (8-1-1900, una vez internacional) el 12 de enero de 1943. Su calidad se había convertido en una referencia en Europa Central hasta que una lesión le obligó a dejar de jugar al fútbol en 1925. Pasó a trabajar en un banco. Fue detenido a raíz de los levantamientos que se iniciaron en 1942 y murió en una cámara de gas.
La suerte (mala) de Leon Sperling, ‘Munio’, hizo que se cruzara a mediados de agosto de 1945 con un soldado borracho de la Gestapo en el gueto de Lwow (hoy es la ciudad ucraniana de Lviv). Así, sin más razón, acabó la vida del futbolista de más talento de aquella primera selección polaca, que jugó 16 partidos con su país, entre ellos la derrota por 5-0 ante Hungría en la primera participación polaca en fútbol en los Juegos Olímpicos (París, 1924).
El primer gol (logrado de penalt) en la historia de Polonia llegó a su tercer partido, el 28 de mayo de 1922 (1-2 en Estocolmo ante Suecia en la primera victoria polaca). Su autor, Jozef Klotz, fue otra de las víctimas de la barbarie nazi. Nacido el 2 de enero de 1900 en Cracovia se hizo jugador en el Jutrzenia de su ciudad para ser luego uno de los futbolistas más populares del Makabi, el equipo judío de Varsovia. Fue detenido y ejecutado en 1941 en el gueto de Varsovia.
En el equipo que ganó en Suecia estaba Adan Kogut (Cracovia, 4 enero 1895). Empezó a jugar al fútbol en 1914 en el Cracovia Krakau y colgó las botas en 1929 en el Gwiazda Warszawa.
Al iniciarse la guerra se convirtió en capitán de una brigada blindada. Tras el pacto germano-soviético fue capturado por el Ejército Rojo y sus huesos fueron reconocidos en 1943 como uno de los cerca de 22.000 oficiales polacos ejecutados en la primavera de 1940 en el bosque de Katyn por orden de la NKVD soviética. La URSS negó las ejecuciones hasta que en 1990 Boris Yeltsin entregó los documentos desclasificados en los que aparecían las órdenes para la masacre de Stalin y Beria.
El mismo destino sufrió Marian Spoida. Nació en suelo prusiano (Posen, 4 de enero de 1901), jugó en el Warta Posen entre 1919 y 1929. Con Polonia disputó 14 partidos. Al acabar la Gran Guerra, se alistó con solo 17 años al Ejército polaco, con el que combatió en la guerra polaco-soviética (1919-1921) que marcaría las fronteras en el periodo entreguerras. Con el grado de teniente regresó a la vida civil para trabajar en la banca y en la Federación Polaca de Fútbol. Movilizado en 1939, fue identificado con el número 3.624 entre los cadáveres reconocidos en Katyn. Olímpico en París, fue el ayudante de Kaluza en el Mundial de 1938.
El rastro de Zygmunt Krumholz se perdió en un gueto de algunas de las muchas ciudades por las que pasó al este de Polonia en 1941. Había nacido en Czernichow el 1 de marzo de 1903 y defendió la camiseta polaca en la derrota por 0-3 frente a Hungría en Cracovia el 14 de febrero de 1922. Su último equipo había sido el Makabi Krakow.
Stefan Fryc debutó con Polonia en la victoria en Estocolmo y después jugó siete partidos más. Olímpico en París como jugador del KS Krakow, se alistó al ejército austriaco en 1914, pasando a ser soldado polaco a partir de 1918. Formó parte de ejército polaco que resistió a la invasión alemana y participó en la Campaña de Septiembre, la que engendró la resistencia polaca. Fue hecho prisionero y fusilado en el invierno de 1943.
Nueve internacionales polacos fueron asesinados en la Segunda Guerra Mundial, la que en Polonia se cobró vidas por centenas de futbolistas que forman parte de una terrible cifra millonaria de muertos.

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