sábado, 23 de febrero de 2013
Se nos fué Don Eduardo Idczak
Eduardo nació el día 26 de julio de 1923 en Touste, un pueblo polaco que hoy pertenece a Ucrania.
Cuando comenzó la invasión alemana a Polonia y la Segunda Guerra Mundial, su familia sospechó que también podrían ser invadidos por los rusos, debido a la gran concentración de militares que había en la zona de frontera. Así fue como en la madrugada del 13 de abril de 1940, su familia fue traslada a una estación de trenes, donde los ubicaron en uno de los vagones. Al anochecer, el tren se puso en movimiento con destino desconocido.
Luego de diez días de viaje, llegaron a una granja de Siberia donde estuvieron más de un año, hasta que se produjo la invasión alemana a territorio ruso, fecha en que fueron liberados para formar el Ejército Polaco. Eduardo decidió ingresar como voluntario y fue destinado a Infantería: Batallón 18, División 6. Les dieron uniformes y zapatos que habían llegado de Inglaterra.
La tropa dormía en carpas militares. Una noche de agosto de 1942, el comandante les anunció que saldrían con destino a Persia. Este grupo se estableció en Irak, para recibir entrenamiento militar: manejo de armamento, realización de maniobras, posturas y formación.
A través del canal de Suez, se trasladaron al Líbano y Siria, para hacer maniobras militares internacionales, en conjunto con militares ingleses y norteamericanos.
En el mes de diciembre de 1943, salieron de Port Said en una flota de unos cincuenta buques de carga. Luego de cinco días de navegación, llegaron al puerto de Tarento (Italia). Comenzaron a avanzar hacia el norte con la maquinaria bélica, para instalarse en el campamento de Aquafondata, donde comenzaron a percibir el clima de guerra y entraron en escena.
El día 12 de mayo de 1944 a las 23 horas, comenzó el ataque final a Montecassino con disparos de cañones. Las luces se encendían y apagaban como relámpagos, se produjo una gran luminosidad, con llamaradas incandescentes y estruendo de infierno. Luego de siete días de combate, los alemanes se rindieron. Eduardo subió hasta las ruinas y sintió una gran alegría cuando vio la bandera blanca y roja flameando en lo alto. Habían logrado vencer al enemigo, para lo cual se prepararon durante dos años, sin imaginar que la batalla podía ser tan difícil, con tantos compañeros caídos.
En el año 1946, se trasladó a Francia; en el puerto de Calais, abordó un barco con destino a Inglaterra. Allí tomó la decisión de emigrar hacia Argentina, junto a un grupo de quince jóvenes.
En 1948 llegaron a Buenos Aires, en el Hotel de Inmigrantes vieron un pizarrón con anotaciones, solicitando hombres para diferentes trabajos. Junto a un amigo, eligieron probar suerte en Tagiber, un vivero de la ciudad de Campana. A través de unos conocidos logró ingresar a la refinería ESSO en la misma ciudad.
Conoció a Ladislada, una joven hija de polacos con quien contrajo matrimonio y tuvieron tres hijos: Víctor, Susana y Silvia.
En el año 1958, renunció a la refinería para trabajar en American Fish Company, COGAR, una compañía que construyó el gasoducto desde Pacheco hasta Salta, en el límite con Bolivia. Luego de dos años de trabajo, finalizaron la obra y se presentó en la compañía metalúrgica COMETARSA, en la que trabajó hasta jubilarse.
En 1971, después de haber vivido durante 30 años en este país, adquirió la nacionalidad argentina para regresar a Polonia y reencontrarse con su madre y la hermana menor. Prefirieron no hablar sobre las vivencias de la guerra, por ser un recuerdo demasiado doloroso.
Pasó sus últimos años en su casa, en compañía de su hija Silvia y su yerno, su señora falleció hace largo tiempo. Cada primer sábado de mes, asistía a las reuniones en la casa de Ex Combatientes (SPK) donde ocupaba el cargo de vicepresidente.
Creía que la guerra es una estupidez de los hombres, en pretender mantener un ideal de patriotismo. Un acto de prepotencia, ante un problema que no pueden resolver a través del diálogo. En la actualidad ocupaba la vicepresidencia de la Asociación de Ex-Combatientes Polacos en la República Argentina (SPK).
El día 21 de febrero, Eduardo partió de este mundo, en silencio, sentado en la cama de su casa, cuidado por su familia.
María Teresa Dittler (libro Amapolas Rojas)
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Querido "amigo" y socio del Centro Ex-Combatientes del SPK de Buenos Aires, te vamos a recordar con mucho cariño. Siempre presente en las reuniones mensuales, tu presencia nos hace recordar que tenemos que mantener el espiritu del SPK en el tiempo. Wojtek S. Chełmicki -Sekretarz SPK
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