A pedido muy especial de la escritora, oyente y amiga María Teresa Dittler:
Mieczyslaw
Dola, a sus 90 años
Al
señor Dola lo admiro desde la primera
vez que vi una de sus pinturas. Me enamoré de su obra, en la que refleja el
paisaje patagónico tal como es: limpio, con su cielo y el mar, torres de
petróleo, campos cubiertos de nieve, médanos dorados. Es una pintura que llega
al corazón, como la misma Patagonia.
Con
intenciones de escribir su historia, fui a visitarlo. En su living con paredes
cubiertas de cuadros propios y ajenos, comenzó a hablar de Polonia, su país de
nacimiento. De la guerra, el olor a pólvora, el hambre y la sed, los piojos. Por
un momento permaneció en silencio. Quedamos mirándonos y le hice la pregunta
inevitable:
-¿Cómo
alguien que ha vivido semejante tragedia puede pintar esta luminosidad?
-La
guerra no cambia a las personas – Respondió.
Creí
que el hombre que pintaba estos paisajes había nacido aquí, en perfecta armonía
con la naturaleza. Lo conocía por lo que expresa sobre los bastidores, aquel
día, sentí una gran curiosidad por saber sobre las personas que han vivido una
guerra. Las enseñanzas que deja y cómo continúa la vida después tanta muerte.
En
reiteradas visitas a su casa, nos trasladamos a lejanos recuerdos de su
infancia. Cuando a los 17 años fue reclutado por el ejército alemán y destinado
a la ciudad de Bremen.
Los
años que estuvo en Escocia, el país al que se trasladaron muchos polacos cuando
finalizó el conflicto armado, en donde se recibió de Técnico Civil.
Su
llegada a la ciudad de Buenos Aires y el ingreso a la empresa Dorignac, que estaba
construyendo en Comodoro Rivadavia, hacia donde se trasladó.
Al
poco tiempo lo nombraron jefe de Obra, en la construcción del Hotel de Turismo,
el Museo Biblioteca, el colegio Perito Moreno, Cámara de Apelaciones, Catedral
San Juan Bosco y Hogar Escuela (actual Liceo Militar).
Cuando
finalizaron estas edificaciones, le encomendaron realizar la primera mensura en
Rada Tilly, que en aquel tiempo sólo tenía tres casitas.
Finalmente
ingresó a la
Compañía Petrolera Astra, en el cargo de jefe de Servicios en
Ingeniería de campos, para realizar ubicación topográfica de pozos.
En
un baile de Dom Polski, conoció a Pola, con quien contrajo matrimonio y
tuvieron dos hijos. Su esposa ha partido hace un tiempo, en la actualidad tiene
tres nietos y una bisnieta.
Celebra
su cumpleaños el 11 de octubre, el día de la Patagonia. Se siente
predestinado a habitar esta tierra, en la que tiene grandes amigos. En
agradecimiento por todo lo recibido en este suelo, ha pintado sus paisajes.
La tragedia vivida dio lugar a la creatividad, cambió el fusil por
espátulas, para
reflejar paisajes llenos de vida.
Fue
nombrado ciudadano distinguido, al celebrarse
del centenario de la fundación de nuestra ciudad.
María Teresa Dittler
No hay comentarios:
Publicar un comentario