jueves, 31 de enero de 2013

Polonia: su crecimiento sin Euro



Nadie esperaba nada especial de Polonia cuando en el año 2004 pasó a formar parte del alto club europeo. Es cierto que tenía un crecimiento económico moderado y una industria pujante, pero la economía polaca ni siquiera cumplía los criterios de convergencia económica dictados por Maastricht y por lo tanto no podía adoptar la moneda euro. Tendría que esperar un poco más hasta que su moneda fuera considerada lo suficientemente estable.
Gracias a que la dejaron fuera de juego, la modesta economía polaca apenas sintió la quiebra de Lehman Brothers y cuando la crisis económica se hizo global y en media Europa se cocinaba el cocktail perfecto de la recesión, Polonia comenzó a crecer a un ritmo imparable. Se calcula que de 2008 a 2011 la economía de la ex potencia comunista se disparó un 15,8%. ¿Su secreto? Polonia todavía era dueña de sí misma.
Gracias a su doble condición, Polonia se ahorró el lado amargo de pertenecer a la eurozona. Por una parte, formaba parte de la Unión Europea y se benefició de hasta 37.000 millones de euros del fondo de cohesión europeo desde 2007, el equivalente al 10% de su PIB.
Por otra, al quedarse fuera de la Unión Económica, no tuvo que poner ni un solo céntimo en los rescates que se concedieron a Grecia, Portugal o Irlanda. Tampoco tuvo que aplicar políticas de austeridad, ni ajustes.
Con 38 millones de habitantes, los polacos podían fácilmente vivir de sí mismos. Apostaron por un consumo interior muy fuerte, un sistema semi-proteccionista, que les ayudó a ser cada vez menos dependientes del exterior. Ante «la desaceleración europea, Polonia tuvo margen de maniobra para absorber el choque», explica la OCDE al diario «Le Monde».¿Dispuesto a adoptar el euro?
Pero Polonia no podía vivir aislada en una burbuja para siempre. Los efectos de la crisis de la eurozona comienzan a salpicar a la próspera economía polaca y el euroescepticismo se hace patente.
Cuando llegó el momento, Polonia pudo depreciar su moneda para venderle más barato a la empobrecida Europa. Se calcula que hasta un 78% de las exportaciones polacas tienen como destino la Unión Europea, de las cuales una cuarta parte se dirigen a Alemania. Ahora que la crisis también alcanza a la economía germana, la balanza comercial polaca padece las consecuencias.
La tasa de desempleo subió en Polonia el pasado diciembre hasta el 13,4%, lo que supone un repunte del 0,9% en términos interanuales. «Cada vez se oye hablar más de despidos masivos. En la fábrica FIAT se van a despedir a casa 1.500 personas y en el sector bancario más de 500 lo han perdido o van a perderlo», explica Ewa Sobolewska, una estudiante polaca.
En el último año Polonia creció solo un 2%, cifras por las que España mataría, pero que allí suponen casi una «mini recesión». Pero, ¿buscan culpables?
«Los polacos siempre han estado divididos respecto a la economía europea. Viendo la crisis que la UE está sufriendo, creo que la gente poco a poco deja de creer en el concepto de la Europa unida», asegura Sobolewska.
Polonia debería haber adoptado el euro en el año 2012, y aunque es cierto que aun no cumple algunos de los requisitos de Maastritch, en general ahora son los polacos los que dicen «no gracias». Las encuestas muestran que menos de un tercio de la población está a favor de abandonar el zloty.
«Polonia debe estar preparada para el euro y el Gobierno debe concentrarse en ello», dijo hace pocos días el presidente polaco Bronislaw Komorowski.
«Según los cálculos llevados a cabo por el Gobierno, el 1 de enero de 2016 es una fecha realista para el acceso de Polonia a la zona euro», pronosticó recientemente Roman Kuzniar, asesor del Gobierno e importante politólogo.
«Debemos recordar que cuanto más tardemos en hacerlo, será más duro, porque la zona euro se habrá construido a sí misma. Habrá más criterios y más tratados que ratificar dentro de cinco, seis o siete años», añadía en declaraciones.
Pero por mucho apuro que tenga la clase política, el cambio a la moneda única queda todavía muy lejos para los polacos. A estas alturas es difícil convencerles de que con el euro estarían mejor.

Polonia se despide del cardenal Glemp, figura clave de la transición del comunismo a la democracia


Polonia enterró este pasado fin de semana al cardenal Józef Glemp, que fue primado y presidente de la Conferencia Episcopal de este país entre 1981 y 2004 y uno de los hombres clave de la transición polaca del régimen comunista a la democracia parlamentaria. Glemp, que murió a los 83 años de un cáncer de pulmón en un hospital de Varsovia la semana pasada, no es quizá una figura tan conocida como el cardenal Stefan Wyszynski, el Papa  Juan Pablo II, el general golpista Wojciech Jaruzelski o el líder sindical Lech Walesa, pero desempeñó un papel muy importante, decisivo incluso, en esos años difíciles e inciertos en que Polonia abandonaba poco a poco el socialismo real y abría la puerta del capitalismo y de la democracia. Glemp, al que los sectores más ultraconservadores de la poderosa Iglesia católica polaca siempre consideraron como demasiado moderado frente a la dictadura comunista, lideró esta institución en los delicados años ochenta del siglo pasado. Lo hizo con mano izquierda y supo aguantar el tipo ante las presiones que recibió de la URSS pero también de Occidente. Ni Ronald Reagan ni Leónidas Breznev consiguieron doblegar al monseñor polaco. Él tenía claro que el país debía evitar a toda costa la violencia en los cambios políticos que se avecinaban, y pensó que había que dialogar con el régimen para evitar un baño de sangre y conseguir una transformación pacífica de la situación. Glemp se hizo cargo de la Iglesia católica polaca  a la muerte del cardenal Wyszynski y pocos años después de que el Vaticano tuviera al frente a su compatriota Juan Pablo II.  El Sumo Pontífice selló un pacto anticomunista con Reagan que contribuyó decisivamente a la caída del socialismo real en media Europa. Glemp no estaba en contra de esta estrategia, pero no era tan radical en su rechazo al comunismo e intentó no romper los puentes con el régimen en Polonia. El cardenal Glemp era partidario de  una política más serena, menos agresiva y de reconciliación en Polonia y sin enfrentamiento directo con el general Jaruzelski

Hombre de diálogo

En este sentido, contribuyó decisivamente a que la transición en Polonia fuera pacífica y negociada entre el poder comunista y la oposición.  “Las voces de la sensatez y la razón no eran numerosas entonces”, escribió en 1981 uno de los líderes de la izquierda del sindicato Solidaridad,  el periodista Adam Michnik. Józef Glemp y Lech Walesa no se llevaban bien en aquellos años, y cuando el golpe de Estado de Jaruzelski, en diciembre de 1981, el primado de Polonia fue muy criticado por algunos sectores radicales de la oposición.  “Recibimos con dolor el cese del diálogo, pero no hay nada de mayor valor que la vida humana. Voy a suplicar, aun si tengo que hacerlo de rodillas: no inicien una guerra de polacos contra polacos”, dijo Glemp en la iglesia jesuita de María, patrona de Varsovia, después de que la ley marcial fuera declarada por Jaruzelski. Los acontecimientos posteriores al autogolpe del poder jugaron a favor de Glemp y de los moderados. Poco a poco el régimen comunista se dio cuenta que estaba en un callejón sin salida y se mostró dispuesto a negociar con la oposición una solución pacífica que desembocó en las elecciones semi-libres de junio de 1989.

 Hijo de minero

El difunto prelado era hijo de un minero que participó en la insurrección polaca de 1918 y 1919. Se vio en la obligación de trabajar en una granja alemana durante la ocupación nazi de Polonia, en la Segunda Guerra Mundial. Después inició  sus estudios religiosos, que continuó en Roma hasta 1964. A su regreso a Polonia se convirtió en un estrecho colaborador del rebelde cardenal  Wyszynski, que le nombró obispo de Warmia. Cuando falleció Wyszynski, Glemp ocupó la función  de primado de Polonia. Benedicto XVI expresó su pesar por el fallecimiento de Glemp, a quien definió como un “hombre justo” que guió la Iglesia en una época difíicl, y aseguró  que “fue un apóstol de la unidad contra la división, de la concordia frente al enfrentamiento, de la construcción común de un futuro feliz sobre la base de las experiencias pasadas, gozosas y dolorosas, de la Iglesia y del pueblo”.

miércoles, 9 de enero de 2013

Kraków: Cultura al Sur de Polonia



Considerada una de las ciudades más bellas del mundo, por su arquitectura, historia y arte, Cracovia es uno de los destinos más apetecidos por los turistas que quieren pasar unas vacaciones fuera de lo común y disfrutar de la cultura. Sus calles empedradas, sus castillos — hogar de los reyes de Polonia—, sus museos y catedrales la convierten en un lugar espectacular que mezcla la antigüedad de estos sitios con la modernidad de bares, restaurantes y el agitado ritmo de vida que se siente durante todo el año.
La primera parada del recorrido debe ser el Centro Histórico, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1978. Aquí se encuentra la Plaza de Mercado, construida en el siglo XIII y antiguo epicentro de la economía de Polonia e incluso de Europa; ahora repleta de turistas que se dejan seducir por cafés, restaurantes y tiendas que se extienden a lo largo de sus cerca de 200 metros.
También se destacan las estructuras más antiguas y espectaculares del país. Una de ellas es la basílica de Santa María, en donde el Papa Juan Pablo II realizó su carrera episcopal. Este santuario de estilo gótico empezó a construirse en el siglo XIII, pero sólo hasta el XV se inauguró. Tiene dos torres desiguales con vista panorámica de la ciudad; la más alta, de 81 metros, termina en una cúpula puntiaguda y desde el siglo XVII está decorada con una corona.
Cuenta una leyenda que durante la Edad Media en esta torre permanecía un trompetista para vigilar la entrada de Cracovia. En el siglo XIII, cuando los tártaros invadieron la ciudad, comenzó a sonar la melodía Hejnat Mariacki para alertar sobre la presencia del enemigo, pero el vigilante murió mientras cumplía su tarea a causa de un flechazo en la garganta.
Desde entonces todos los días, cada hora, un trompetista interpreta la melodía, que se replica en la radio por toda Polonia. En el sur de la Plaza de Mercado se encuentra el barrio más popular de la ciudad, el Kazimierz. Este fue uno de los sitios más atacados durante la Segunda Guerra Mundial, ya que allí vivían aproximadamente 70.000 judíos.
Visitar sus sinagogas permite conocer un poco más la cultura judía. Una de ellas, The High Synagogue, fue destruida casi en su totalidad por el ejército alemán. En 2005, después de un gran trabajo de reconstrucción, se abrieron nuevamente sus puertas al público. Al recorrerla se ven murales originales que resistieron los ataques, el cuarto en donde rezaban quienes se refugiaban de las bombas y una galería de fotos que exponen cómo era la vida durante esos dolorosos años. Al final hay una biblioteca en donde se pueden comprar libros sobre de la historia y cotidianidad judía en Cracovia.
Después de estar en las sinagogas una buena opción es tomarse un café en los restaurantes o bares de este barrio en el que se grabaron algunas escenas de la película La lista de Schindler, del director Steven Spielberg.
A 30 minutos a pie de Kazimierz está uno de los atractivos de Cracovia, la fábrica de Oskar Schindler, llamada Emalia. Este lugar y su dueño permitieron que más de 1.100 judíos se salvaran durante la Segunda Guerra Mundial. A lo largo de l a visita, que dura una hora, se pueden observar el despacho de Schindler y los sectores en donde los judíos trabajaban fabricando utensilios de cocina. También se proyecta un documental que relata la vida durante la ocupación nazi. Al final está el museo, en el cual se aprecian la claqueta de la película de Spielberg y fotos del dueño de la empresa con los trabajadores.
Después del recorrido por la fábrica, la colina Wawel es el último destino de este viaje. El acceso a este territorio es a través de una puerta cubierta por el verde de las plantas que año tras año han crecido sobre la madera. A 228 metros de altura, en la cima de la colina sobresale el Castillo Real, hogar de los reyes polacos hasta el siglo XVII cuando la capital del país dejó de ser Cracovia. Se pueden visitar las Salas Reales, que eran los aposentos de los antiguos monarcas y apreciar la arquitectura renacentista que enamora por su elegancia.
Cracovia ha sabido aprovechar su pasado como un mecanismo de seducción para los que quieren conocer y aprender acerca de la historia de un país que sufrió la tragedia de la guerra, pero ha logrado convertirse en un interesante y atractivo destino de Europa. Más de ocho millones de turistas llegan cada año a Cracovia para disfrutar de los castillos, catedrales y museos que engalanan la ciudad.

martes, 8 de enero de 2013

Mundial de Handball 2013 en España


El 23º mundial de handball se desarrollará en España entre el 11 y el 27 de enero de 2013.

GRUPO A: Alemania, Argentina, Brasil, Francia, Montenegro y Túnez.
GRUPO B: Chile, Dinamarca, Islandia, Macedonia, Qatar y Rusia.
GRUPO C: Arabia Saudi, Bielorrusia, Korea del Sur, Eslovenia, Polonia y Serbia.
GRUPO D: Argelia, Australia, Croacia, Egipto, España y Hungría.

Los 4 mejores de cada grupo clasifican a octavos de final. Se cruzan los del grupo A con los del grupo B y los del grupo C con los del grupo D, respetando el orden lógico de los cruces según la posición (1º contra 4º, 2º contra 3º).

TV: Transmite TyC Sports.
El Grupo "C"  tiene como sede Zaragoza - Pabellón Príncipe Felipe
Capacidad del estadio: 11 mil personas

Fixture ( horario español )

vs Bielorrusia 12/01/2013 - 20:15 hrs
vs Arabia Saudita 14/01/2013 - 20:15 hrs
vs Eslovenia 15/01/2013 - 20:15 hrs
vs Serbia 17/01/2013 - 20:15 hrs
vs Corea del Sur 19/01/2013 -18:00 hrs

miércoles, 2 de enero de 2013

Polonia prohíbe cultivos transgénicos de BASF y de Monsanto



El gobierno polaco prohibió este miércoles los cultivos de maíz y papa transgénicos, según un comunicado oficial publicado al término del Consejo de Ministros. (AFP)
El gabinete del primer ministro Donald Tusk adoptó dos resoluciones que prohíben el cultivo de papa Amflora del grupo BASF y de maíz MON 810 del grupo Monsanto, dos organismos genéticamente modificados autorizados por la Unión Europea.
Las dos resoluciones entrarán en vigor el 28 de enero.
La organización ambientalista Greenpeace saludó inmediatamente la decisión del gobierno declarando en un comunicado que "el gobierno mantuvo sus promesas".
El jefe de gobierno polaco había prometido excluir los transgénicos justo después del voto por el Senado de una ley que autoriza el registro y el comercio de transgénicos en Polonia, hasta ahora prohibidos.
Según Tusk la adopción de esta ley, que entró en vigor el 1 de enero, "fue impuesta por reglamentación europea".